9 de diciembre de 2007

LA SOLIDEZ DE LA ELEGANCIA

Hay edificios que permanecen increbantables en el paso del tiempo, salvaguardando miles de historias compartidas. El viento remodela el discurso, pero el escenario
afortunadamente,
es el mismo
(Paseando con dos buenos amigos por Barcelona, marzo 2006)

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Los edificios hermosos siempre estan igual, este es bellisimo, me gustaría mucho pasear por Barcelona, espero hacerlo algun día. ¿Como te va con lo nuevo? tengo que pasar por allí. Un beso muy fuerte.

Anónimo dijo...

No sé si te lo he dicho, Barcelona es una ciudad que me gusta muchísimo.

Eh, pintora, eh eh!!! jaja

Un besote

luna llena dijo...

siempre es un placer pasear contigo, y que el viento acerque el eco de tus palabras...besos de luna

இலை Bohemia இலை dijo...

Me encanta esos lugares de piedra cargados de historias y...polvo....

BSS

PD: GRacias por tus palabras en mi blog.

Tawaki dijo...

Así, acostado lo tiene más fácil que los rascacielos para aguantar el paso del tiempo.

Un abrazo

Unknown dijo...

Hola mi querida Anita, vengo a dejarte unos cariñitos y para cotarte que no te olvido...
Por acá todo igual...solo queda tener paciencia..
Un abrazo bién apretadito y miles de besines coloridos

Roberto Rivadeneyra dijo...

¡Qué hermosa foto con las ramas asomándose tímidamente!

¿Contestas el Meme que dejé en mi blog?

Roberto Rivadeneyra dijo...

Sí, Ana, el tema es libre.

Saludos,

Anónimo dijo...

Me encantan los edificios en los que cada piedra podría contar una historia. En Barcelona? preciosa ciudad, si señor y vista a través de tu objetivo, más bella aún si cabe.Te dejo el seto cubierto de besotes :)

Nidesca dijo...

hay edificios que se nos cuelan por las grietas de la imaginación y nos llevan a escribir historias.

bella foto.

abrazos

Unknown dijo...

Tienes razón, amiga Lluvia. Hay construcciones por las que no parece pasar el tiempo. Un beso,
V.

Trini Reina dijo...

Cada vez que visito un edificio antiguo acaricio sus muros y paredes, y pienso en cuántas manos, a lo largo de los siglos, habrán hecho lo mismo; en algunos casos, las siento debajo de mi palma.

Besos